El escritor Walter Docters presentó su libro “Arana. Centro de torturas y exterminio” en la Facultad de Periodismo de la UNLP. Lo hizo junto a Rubén López, hijo del testigo desaparecido tras declarar contra el genocida Miguel Etchecolatz.
“Ninguna de las cosas que nosotros hicimos y hacemos es por valentía. Ni hemos combatido por valentía, ni hemos declarado por valentía, ni estamos dispuestos a combatir nuevamente por valentía; lo hacemos por convencimiento de que es el único camino que nos queda como sociedad y como individuos si queremos realmente llegar a la segunda y definitiva independencia”, dijo el sobreviviente del Centro Clandestino de Detención de Arana, Walter Docters, que este viernes presentó su libro en Periodismo de la UNLP.
“Arana. Centro de tortura y exterminio” es el título del riguroso trabajo de investigación que recopila documentos, testimonios y describe la vida en un lugar donde se secuestró y torturó a cientos de personas y donde muchos cuerpos fueron calcinados o dinamitados luego de las ejecuciones que allí se llevaron a cabo.
“Nosotros sabíamos que este aparato estaba perfectamente orquestado para sembrar el terror, y nosotros éramos una espina, una posibilidad concreta de organizar la resistencia a la entrega que ellos estaban empecinados en hacer”, sostuvo el autor del libro, que estuvo acompañado por Rubén López, hijo de Jorge Julio López, y el secretario de Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo, Jorge Jaunarena.
Walter Docters militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Era miembro de la división de inteligencia de esa organización y trabaja en la Policía Bonaerense, desde donde sacaba valiosa información sobre el plan sistemático de tortura y exterminio que se instauró durante la última dictadura cívico militar.
Su padre era miembro de la fuerza también y allegado al genocida Miguel Etchecolatz. Fue secuestrado en 1976 y pasó por varios centros clandestinos de detención que integraban el denominado Circuito Camps. En Arana estuvo 15 días. Luego fue “legalizado” y permaneció preso hasta 1983.
“La verdadera víctima fue fundamentalmente el conjunto del pueblo argentino: la dictadura cívico militar hizo crecer la deuda externa en un 1000%, se recortaron todos los derechos, a los trabajadores se les redujo el salario, no se dejaba protestar por nada. La víctima fue el conjunto”, dijo Docters, 40 años después, en el aula 22 de la sede de Periodismo.
El autor de “Arana. Centro de tortura y exterminio” hizo especial hincapié en la dedicatoria de su trabajo: “Se lo podría haber dedicado al conjunto del pueblo, a los compañeros del ERP, a mi familia, a mi vieja; pero la mejor síntesis que pude encontrar para dedicar este libro a la lucha y la resistencia concretas, era dedicárselo a Jorge Julio López, porque en él se encierra la síntesis de una generación que peleó, que fue capaz de ir a testimoniar y fue capaz de investigar más allá de las consecuencias que pudieran ocurrir”, dijo sobre el testigo desaparecido desde el 18 de septiembre de 2006, tras declarar contra Etchecolatz.
“La tortura era muy difícil de soportar”, relató Docters, y añadió que en ese campo de concentración “casi no se comía”.
“A uno le hacían submarino mojado, cuando era en el agua, o submarino seco cuando era con una bolsa en la cabeza, y la picana eléctrica era el común denominador. Picana eléctrica siempre sumada a otra cosa. La picana deja en el cuerpo un grado de electricidad que a uno no le permite tomar inmediatamente ni comer”, recordó el autor.
“Aquellos que pasaban dos días y estaban en condiciones de comer y tomar, se les daba. La comida en Arana provenía del Regimiento 7 de infantería, la llevaba en un camión un soldado que estaba haciendo la colimba que llevaba todas las sobras a un supuesto criadero de chanchos que funcionaba en Arana. Comíamos esas sobras”, completó.
También destacó que en el lugar “se movía Etchecolatz con una impunidad y una libertad asombrosas”, y enfatizó: “Ellos eran los que decidían sobre la vida y la muerte de los compañeros. Eran los dueños de la vida y de la muerte ahí”.
Rubén López, por su parte, relató parte de la historia que pudo conocer de su padre y su paso por el Pozo de Arana que, irónicamente, ayudó a construir siendo albañil: “Mi viejo puede identificar el lugar porque lo estuvo construyendo, pero además porque pudo percibir el olor de un horno de ladrillos comunes que pertenecía a un cuñado que vivía por la zona y una vieja torre de ladrillos”.
“Este año es muy difícil para nosotros porque se cumplieron 10 años de la segunda desaparición forzada de mi viejo”, expresó el hijo de Jorge Julio López, y añadió que “en este contexto político donde se trata instalar nuevamente la teoría de los dos demonios, de las manifestaciones de algunos funcionarios que ponen en duda el número de desaparecidos, de que se cumplen 10 años de esa desaparición en democracia, de que se cumplieron 40 años de esta dictadura cívico militar eclesiástica, se hace muy difícil poder llevarla adelante”.
En este sentido, López manifestó que, con la teoría de los dos demonios, “nos comieron la cabeza y algunos llegamos a creer que así era”, y recordó: “Escuchar a mi viejo durante 2 horas y 45 minutos dar testimonio en el año 2006 fue tan impactante que creo que eso fue lo que me abrió la cabeza para llevar adelante esta lucha”.
En la presentación se proyectó un video realizado por Docters para acompañar el libro, que recoge parte de su testimonio ante el Tribunal Oral en Criminal Federal Nº1 de La Plata. “Arana era impactante desde que uno abría la puerta”, dice en esa declaración.
Estaba prevista la participación del ex juez federal Carlos Rozanski, que presidió el Tribunal antes mencionado hasta principios de este año, pero por razones personales no pudo asistir.
“Estoy con el corazón apoyando esta presentación que es el producto de muchos años de espera, dolor y sacrificio. El aporte que las víctimas sobrevivientes, familiares de quienes no están y demás testigos, son el ejemplo más claro de la importancia de conocer la verdad para lograr justicia y cultivar la memoria”, dice la nota que envió en adhesión el ex magistrado.