Todo eso en un solo año, es decir en los doce primeros meses de su gobierno saqueador. Pese a lo patético que resulta el breve texto, por sus segundas intenciones, de acusar a la gestión kirchnerista de antidemocrática, La Nación cuenta este jueves que “el payaso Agustín sorprende cada noche a los turistas que veranean en San Bernardo con un globo amarillo en una mano y una aguja en la otra. -¿Ustedes creen que se puede pasar una aguja por este globo y que no reviente? -pregunta a viva voz. – Sí, se puede; sí, se puede; sí, se puede -corean los curiosos a su alrededor. Pero el globo estalla en cuanto la aguja presiona sobre su superficie. Ante la perplejidad de todos, que esperaban un truco, el clown arremete: -¿Vieron cómo cualquier payaso con un globo amarillo les puede hacer creer cualquier cosa?”. Y Agustín tiene razón: un cúmulo de mentiras conforma la justificación de los tarifazos – como que el Estado ahorra en subsidios, por ejemplo -, cuando la realidad indica que la gestión de Cambiemos, con su club de CEOs en los ministerios, sólo se dedicó a enriquecer los bolsillos de la empresas privadas y a empobrecer a la enorme mayoría de los argentinos.
“La mayoría de los usuarios de energía eléctrica en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) enfrenta aumentos en la boleta de luz de entre el 800 al 1200 por ciento desde la primera suba a comienzos del año pasado hasta el nuevo incremento que terminará de completarse en marzo. El porcentaje es una medida relativa porque se parte de tarifas muy bajas. Eso implica que en muchos casos este año el aumento en términos absolutos es superior al del año pasado. Entre punta y punta hay entre 180 y 2900 pesos mensuales por hogar que antes se destinaban al consumo de bienes y servicios y ahora se utilizan para pagar la luz. El análisis puede replicarse para el aumento del gas, el agua y el transporte público y muestra que la quita de subsidios tiene impacto en el bolsillo del usuario pero también indirectamente en el empleo a partir de la baja de ventas. ‘Todos los que pagamos el servicio eléctrico con incrementos de hasta 183 pesos mensuales, o sea el 83 por ciento de los hogares, contribuimos para que en el AMBA haya 1,7 millón de familias que pagan 34 por ciento de aumento por tarifa social. El incremento de las tarifas es progresivo, los que más pueden más contribuyen para que tengan una vida digna los que menos tienen. Si continuamos subsidiando, el esfuerzo se sigue haciendo porque eso contribuye al déficit fiscal y se refleja en la inflación y el pago de más impuestos para destinar a los subsidios’, argumentó ayer el ministro de Energía Juan José Aranguren, el nuevo incremento tarifario. Aclaró que ‘los que más afectados están por esta recomposición del costo de transportar, distribuir y generar electricidad son los de Capital y Gran Buenos Aires, porque durante los últimos diez años estuvimos pagando consumos eléctricos por debajo del resto del país’”, argumentó este jueves el colega Javier Lewkowicz en Página 12.
En tanto, el diario La Nación, no un medio defensor del kirchnerismo ni del movimiento obrero ni nada parecido, informa a su vez que: “los subsidios al sector público, que el año pasado totalizaron la friolera de 290.000 millones de pesos, un 45% más que en 2015 (…). Según el informe de ejecución presupuestaria 2016 que elaboró la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), las transferencias corrientes (subsidios) totalizaron $ 290.800 millones, superando en 30 puntos porcentuales la suba registrada en 2015. De esa cifra, el grueso se lo llevan los subsidios al sector energético: según la ASAP sumaron algo más de $ 211.000 millones el año pasado, lo que representa un incremento del 53% interanual. Este repunte muestra un quiebre respecto de la tendencia de 2015, año en que los subsidios energéticos sólo crecieron un 8% respecto del anterior”.
El diario “de los Mitre” en realidad quiso elogiar al gobierno de Mauricio Macri, al informar que éste “prevé un recorte de $ 77.000 millones en subsidios (…) en 2016 se gastaron $ 290.000 millones para sustentar servicios; la ley de este año prevé bajarlos a $ 213.000 millones; habrá un ajuste del 26%”, y que ese es el sentido de los tarifazos: “con el ajuste en las tarifas eléctricas que dispuso a partir de este mes, el Gobierno dio el primer paso en el sendero hacia la rebaja de los subsidios al sector público, que el año pasado totalizaron la friolera de 290.000 millones de pesos, un 45% más que en 2015. El sendero, sin embargo, se presenta por demás empinado ya que, según el presupuesto de este año, el Gobierno debería aplicar un ahorro de poco más de $ 77.000 millones (…).Esta cifra representa una reducción del 26% respecto de 2016. Pero para dimensionar mejor lo que significan estos 77.000 millones de pesos de recortes, basta decir que representan diez partidas presupuestarias destinadas a las políticas alimentarias del Ministerio de Desarrollo Social”.
Pero como enseñaban dos verdaderos maestros del periodismo latinoamericano fallecidos ya hace años – al segundo lo asesino la CIA -, el argentino Gregorio Selser y el mexicano Manuel Buendía, a la prensa del sistema de poder oligárquico hay que leerla con atención, pues entre sus líneas siempre se filtran informaciones reveladoras, tal es el tupé y el sentido de impunidad con los cuales se ha criado.