El papa Francisco I inició hoy su visita de una semana a Brasil para participar en la Jornada Mundial de la Juventud con el recibimiento de cientos de miles de fieles, que esta tarde se congregaron en las calles aledañas a la Catedral de Río de Janeiro.
Detrás de la Catedral, Francisco se subió al «papamóvil» para recorrer las calles de Río y saludar a la gente, deteniendo su marcha por breves instantes, e incluso tuvo tiempo para alzar a un bebé en sus brazos.
Sus primeras palabras se registraron desde el Palacio Guanabara, donde fue recibido por la presidenta Dilma Rosseff.
Tras agradecer “a Dios por poder regresar a mi amada América Latina”, Francisco dijo no traer “oro ni plata”, sino “mi bien más preciado que es Cristo, para alimentar la llama de amor fraterno que vive en cada corazón”.
«El motivo principal de mi presencia en Brasil trasciende las fronteras. Los jóvenes provienen de diversos continentes y son portadores de distintas culturas”, sostuvo y luego agregó que la juventud «nos impone grandes retos»
“Tenemos que garantizarles educación y seguridad, trasmitirles los valores por los cuales la vida vale la pena ser vivida. Despertar en ellos las mejores señales de responsabilidad. Los brazos del Papa se alargan para abrazar a la nación brasileña», afirmó.
Por su parte, Rousseff propuso hoy una alianza para combatir la pobreza durante la ceremonia de recepción del Pontífice.
“Un hombre que viene del pueblo latinoamericano, de nuestra vecina Argentina, agrega más condiciones para crear una alianza de combate a la pobreza y de diseminación de buenas experiencias”, dijo la mandataria.